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BENE-JAACÁN
Por Gino Iafrancesco V. - 19 de Diciembre, 2006, 17:27, Categoría: General
BENE-JAACÁN[1] “Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán”. Números 33:31 Hijos de inteligencia Vamos al libro de Números 33:31: “Salieron de Moserot y
acamparon en Bene-jaacán”. Esta jornada como las inmediatamente anteriores
y las inmediatamente posteriores, pertenecen también a la sección correspondiente
a los ancianos y a la transición hacia una generación nueva, que son las
experiencias en el peregrinaje del pueblo de Israel. Las primeras secciones,
las primeras jornadas, corresponden a los hijitos; las siguientes a los
jóvenes, las siguientes a los padres y estas siguientes a partir de Hasmona
corresponden a los ancianos y a la transición hacia una nueva generación;
estamos viendo que cada una de estas jornadas tiene algo que ver con la
experiencia de los ancianos y también con las personas que comienzan a ocupar
el lugar que los ancianos les van dejando; y también estas son jornadas
progresivas; o sea que una se perfecciona con la otra, la siguiente perfecciona
a la anterior; entonces esta jornada de Bene-jaacán es un paso hacia delante
después de la jornada de Moserot. La jornada de Moserot es muy hermosa, si
pudimos captar su sentido, pero esta jornada de Bene-jaacán es un paso más
allá, incluso al de Moserot. Otro verso y vamos a leerlo de una vez que está
mencionando a Bene-jaacán, se encuentra en aquel paréntesis que está en medio
del discurso de Moisés en Moab, recordando lo que el Señor les reveló allí en
el monte Sinaí, cómo el Señor lo oyó y no destruyó al pueblo sino que continuó
con los levitas y los atravesó por todo el desierto. Entonces en Deuteronomio 10:6, es donde se menciona
Bene-jaacán; allí dice: “(Después salieron los hijos de Israel de Beerot-bene-jaacán
a Mosera”. Como ya estudiamos en lo relativo a Mosera por qué aparece aquí
Mosera después de Bene-jaacán y antes aparece antes de Bene-jaacán, porque hubo
una anticipación, ellos pasaron primero
por un lugar y se les anticipó lo que había de venir, luego pasaron de vuelta y
sucedió lo que había sido anticipado; pero quise que leyéramos Deuteronomio
también juntamente con Números para completar el nombre del lugar. En Números
33:31 dice Bene-jaacán, pero en Deuteronomio 10:6 está el nombre más completo,
Beerot-bene-jaacán. En esta jornada, como ninguna otra cosa más nos dice el
Antiguo Testamento, sino solamente el nombre y lógicamente su ubicación en una
sucesión, y esa sucesión también en una porción relativa ya a las jornadas más
avanzadas, o sea a las personas que han ido caminando con el Señor y al pueblo
del Señor que ha ido creciendo y madurando, entonces el significado de esta
palabra es sumamente importante. Bene-jaacán y Beerot-bene-jaacán. En primer
lugar vamos a determinar la ubicación geográfica porque el Señor, es curioso,
utiliza los detalles históricos y geográficos para proyectar profecía. Entonces si ustedes vienen conmigo, vamos a encontrar
quien es este Jaacán del cual se habla como hijos de Jaacán. Bene-jaacán quiere
decir hijos de inteligencia, pues bene significa hijos, y jaacán
significa inteligencia. Pero indaguemos
sobre este Jaacán. Vamos a ver primeramente en Génesis capítulo 36, ustedes
ven en el versículo 27, en el contexto de los hijos de Seir horeo que habla de
los hijos de Ezer, uno de los descendientes de Seir. Acuérdense que esta
jornada es otra de las jornadas alrededor del monte de Seir; entonces Seir era
el patriarca de los horeos que moraban en ese monte que después se unieron con
los edomitas, entonces si ustedes ven el 36:20,21, dice: “20Estos
son los hijos de Seir horeo, moradores de aquella tierra: Lotán, Sobal, Zibeón,
Aná, 21Disón, Ezar y Disán; estos son los jefes de los horeos, hijos
de Seir, en la tierra de Edom”. Ahora saltamos al versículo 27: “Y estos fueron los
hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván y Acán”. Este Acán es el mismo Jaacán. Vamos
a ver esta misma genealogía reproducida en el capítulo 1 de 1 Crónicas; allí lo
vamos a encontrar de nuevo; ustedes pueden ver desde el versículo 38, que dice:
“Los hijos de Seir: Lotán, Sobal, Zibeón, Aná, Disón, Ezer y Disán”;
luego en el versículo 42, dice: “Los hijos de Ezer: Bilhán, Zaaván y Jaacán”;
de modo que se identifica Acán con Jaacán. Aquel a quien en Génesis se le llama
simplemente Acán, en Crónicas se le llama Jaacán como hijo de Ezer, o sea nieto
de Seir; es decir, que esa región del monte de Seir le correspondió a este
nieto de Seir que se llamó Jaacán, y entonces los hijos de Israel en sus
jornadas llegaron y acamparon en Beerot-bene-jaacán, porque Jaacán tuvo varios
hijos. Entonces en la región del monte de Seir que ellos estaban recorriendo,
llegaron a un punto que era el punto de los hijos de Jaacán, que era horeo,
nieto de Seir, que le da el nombre a toda esa cordillera montañosa; y la
palabra que aparece en Deuteronomio 10 como Beerot, Beerot-bene-jaacán, la
palabra beerot significa pozos de agua o manantiales; o sea, la palabra
Beerot-bene-jaacán significa los pozos o manantiales de los hijos de Jaacán o
de inteligencia. Es muy interesante que
ese es el nombre, el sentido de esa palabra, de esa jornada. Beerot, pozos;
Bene, hijos; Jaacán, inteligencia. Discipulado En este contexto de la etapa de transición y las jornadas
de transición de los ancianos y una generación vieja a una generación nueva,
podríamos decir que la palabra clave es: discipulado; eso es lo que quiere
significarse con hijos de inteligencia y pozos de los hijos de inteligencia,
mirando ya no sólo en su sentido geográfico histórico, sino en su significación
espiritual. En Moserot, ellos habían percibido, los ancianos. Vimos el ejemplo
de Aarón, que se le estaba anticipando su muerte, que él murió después en ese
lugar; pero primero pasó por ahí; es decir, como si Dios hubiera dado una
anticipación de lo que habría de ser su suerte; entonces él después murió en
ese lugar, pero pasó una vez primero por ahí. Así también Dios le dijo por
ejemplo a Pedro, que cuando seas viejo otro te llevará; y luego Pedro dice:
ahora, yo sé que en breve debo abandonar mi cuerpo como mi Señor me ha dicho;
entonces él estaba siendo llevado hacia la negación de sí mismo; porque hacia
allí es a donde nos conduce el Señor con un yugo, que eso es lo que quiere
decir Moserot: coyundas, ser prisioneros de Cristo, ser conducidos cada vez más
a la muerte de nosotros mismos, y a la vez preparar a la generación nueva, que
es la que va a heredar la continuidad del trabajo del Señor. Nunca debemos
hacer un trabajo centrados en nosotros mismos, porque nosotros no trabajamos
para nosotros mismos; nosotros trabajamos para el Señor; entonces Moserot nos
muestra cómo aquellos ancianos debían dejar precedentes claros para las
generaciones venideras; y por eso decía Pedro: Con diligencia procuraré que
vosotros siempre tengáis memoria de estas cosas.[2] Pero digamos que el nivel de Moserot es diferente al nivel
de Bene-jaacán en lo siguiente: En Moserot lo que se deja a la siguiente generación
es un depósito, es una enseñanza, es una verdad, es un testimonio, es una
doctrina, son precedentes claros; o sea, los ancianos tienen que dejar
precedentes claros y partir en paz habiendo dejado las cosas claras; las aguas
cristalinas para las ovejas que vienen detrás, los pastos verdes para las
ovejitas que vienen detrás; pero no solamente debe dejarse testimonio; no debe
dejarse sólo enseñanza; no sólo tiene que dejarse un depósito, no sólo tiene
que dejarse un precedente; eso no es suficiente; hay que ir un paso más allá. El
Señor quiere que dejemos hijos, que dejemos discípulos; el Señor no sólo quiere
que nosotros enseñemos; lo de la enseñanza podríamos encontrarlo en Marcos 16: “15Id
por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16El que
creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
Ahí vemos ese nivel de enseñanza; de dejar enseñanzas claras, doctrinas claras,
precedentes claros, los puntos sobre las íes, cada cosa en su lugar; ordenar la
casa eso es un asunto; pero el Señor no sólo dijo eso. Eso lo registró Marcos,
pero Mateo, que era uno de los doce apóstoles, captó la otra frase que Marcos
no dijo. El Señor dijo: “19Id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu
Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que yo os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo” (Mateo 28:19-20). Es decir que el Señor quiere que los suyos no
solamente enseñen y dejen verdades y dejen grabaciones y dejen escritos; el
Señor quiere que dejemos discípulos; eso es algo más que enseñanza. Algunas
veces llegamos solamente hasta dejar verdades, pero no dejamos discípulos. El hermano Watchman Nee da un ejemplo muy importante; él
decía: Una velita antes de que se apague tiene que encender otras diez velitas,
para que cuando ella se apague, la luz no se apague, sino que la luz se
multiplique; o sea, antes de que la vela se apague, con la luz de esa vela hay
que encender otras velas para que cuando ya se gaste esta vela, las otras están
recién prendidas y a la vez esas tienen que prender otras velas, y así siempre
habrá luz. Si nosotros nos llevamos las verdades a la tumba, si no dejamos
precedentes claros, el Señor va a tener que volver a enseñar las lecciones que
Él ya enseñó a otros hijos Suyos; entonces Él quiere que cada uno de sus
siervos trabaje en función de una continuidad, dejando precedentes claros, pero
dejando discípulos. El Señor lo que habló fue: Haced discípulos; y la palabra
discípulo es una palabra más avanzada que la palabra alumno. Digamos que alumno
se está en el nivel de Moserot, pero discípulo se está en el nivel de
Bene-jaacán. Hermanos, a veces nosotros tomamos las cosas de una manera
superficial, digamos, de una manera didáctica; podemos dejar una institución,
un seminario, un instituto, un pénsum, un currículo y podemos tener alumnos
y enseñar teología a esos alumnos. Eso
es bueno, pero no es suficiente; fíjense que a veces un seminario, un
instituto, una escuela, puede llegar a caer en manos de profesores que viven de
la enseñanza de la teología, del hebreo, de la gramática, incluso de la
crítica, de la exégesis; pero ese no es el nivel que Dios quiere para sus
siervos. Hay siervos del Señor, maestros del Señor que llegan hasta ese nivel y
avanzan y enseñan y dejan enseñanzas, dejan libros, dejan grabaciones, dejan
conferencias y dejan instituciones, pero luego esas instituciones caen en manos
de otras personas que no fueron formadas. Digamos que Moserot llega hasta el
nivel de información, pero Bene-jaacán llega al nivel de formación. Dios no
quiere que solamente dejemos precedentes, sino que dejemos personas
discipuladas a Cristo; es muy fácil y es más fácil ser profesor que hacer
discípulos, porque el profesor puede decir la cátedra; uno puede aprenderse
algo, leer algo y puede repetirlo; empieza a tal hora, termina a tal hora, es
una cuestión didáctica, es como un trabajo; hay profesores de cualquier cosa y
nadie conoce su vida privada, ni se mete en ella; pero el Señor Jesús no fue un
profesor de éstos. El Señor no fue sólo un profesor; Él fue un maestro modelo
de vida, él hizo otros discípulos; entonces esa palabra: Bene-jaacán, hijos de
sabiduría, presenta el nivel del discipulado; los ancianos no sólo tienen que
dejar precedentes claros, doctrinas claras, enseñanzas claras, escritos claros,
sino que tienen que formar discípulos. El testamento de Pablo Yo quiero que miremos algunos versos del Nuevo Testamento,
aparte de los que ya hemos aludido donde esto nos pueda servir un poco. Un
verso que suelo usar mucho es el de la segunda a Timoteo. ¿Por qué me agrada
tanto 2 Timoteo? Es que 2 Timoteo es el testamento de Pablo. Pablo era un
anciano que está a punto de morir; Pablo está diciéndole prácticamente: he
acabado la carrera, he guardado la fe, el Dios de justicia me tiene preparada
corona de justicia, en fin; pero entonces él ahora está preocupado por
Timoteo; ahora el importante es Timoteo. Pablo se va a ir, Pablo ya terminó su
carrera, pero a Pablo no le está importando solamente que él va a recibir su
corona, porque a él le importa no sólo su corona, le importa la corona del
Señor, el reino del Señor; él está interesado en que cuando él se vaya a
recibir su corona, el reino del Señor continúe. Así como Abraham tomó
previsiones para que Isaac recibiera la herencia y no se mezclara esa herencia
con los otros, lo mismo está haciendo Pablo con Timoteo; está haciendo un
discipulado con Timoteo. De manera que yo quisiera que miráramos algunos versos
de esta epístola, que es como si fuera el testamento de Pablo y miremos algunas
frases; valdría la pena leerlo todo, pero por el tiempo no podemos; pero vamos
a mirar algunos versos. En primer lugar, una de las cosas que le repite varias
veces Pablo a Timoteo es lo de las aflicciones; se lo dice varias veces. Por
ejemplo en el 1:8 dice: “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de
nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el
evangelio”; o sea, sí has dado testimonio, pero digamos que el testimonio
es dejar un precedente claro; no es que yo me llevo la verdad y me la llevo
solo; das testimonio, pero no sólo hay que dar un testimonio. El testimonio que
habla en el capítulo 1 es de ese nivel de testimonio de dejar precedentes
claros. Ahora dice: “participa de las aflicciones”, luego en el verso 13
le dice: “Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y
amor que es en Cristo Jesús”. Entonces ahí sigue en ese nivel de testimonio:
retén la forma de las sanas palabras; luego pasa al verso 14: “Guarda el
buen depósito”. Todo eso pertenece al nivel de Moserot, dejar con
diligencia testimonio y precedente claro para las generaciones siguientes. Todo
eso: testimonio, retén la forma de las sanas palabras, guarda el buen depósito,
hasta aquí es ese primer nivel, pero el siguiente nivel pasa en el siguiente
capítulo. En el capítulo 2: “1Tú, pues (ese pues
es habiendo tenido en cuenta esta primera cosa; es decir, pues, puesto que has
entendido en esa parte, recuerda hijo mío, Bene-jaacán, hijo de inteligencia), esfuérzate
en la gracia que es en Cristo Jesús. 2Lo que has oído de mí ante
muchos testigos, esto encarga a hombres fieles”. No es suficiente, Timoteo,
que tú creas; además de creer, debes testificar, pero no es suficiente tu
testimonio, Timoteo; tú tienes que preparar el testimonio de otros, tú tienes
que preparar a otros para la continuidad del testimonio, cuando ya tú no estés;
yo me voy, pero te estoy encargando a ti, pero tú tienes que encargarlo a
otros, a hombres fieles, y esos hombres fieles deben ser idóneos para enseñar
también a otros. Tiene que haber personas discipuladas que continúen el
trabajo. Es triste que la persona se va y se lleva todo a la tumba y todo se
acaba; ese trabajo no es suficiente; hay que avanzar de ese nivel. No solamente
hay que evangelizar; también hay que dar testimonio y hay que discipular y hay
que entregar a los discípulos todo, todo lo que tú puedas. Ahora vuelve y le dice Pablo: “3Tú, pues
(otra vez), sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. Aquí le
menciona varias cosas, pero yo quisiera que estas cosas las dejemos para
considerar un poquito más adelante. Estemos considerando por lo menos este
nivel, de testimonio primero y de discipulado después. Después volveremos aquí,
pero pasemos un poquito más adelante en el capítulo 2: “22Huye
también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la
paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”. Miren qué está
haciendo Pablo con Timoteo, lo mismo que hizo Abraham con Isaac. A los demás
hijos les dio dones, pero la línea de Dios era con Isaac; y él invirtió todo en
Isaac y lo separó de los demás para que no hubiera mezcla, para que no quedaran
medias tintas, sino que las cosas quedaran claras; y lo mismo está pasando
aquí. Hay muchas cosas, Timoteo, en el mundo religioso, hay muchas corrientes,
muchos asuntos, pero yo te estoy encargando esto, Timoteo: Huye, huye de estas
cosas y entra en estas otras; aquí es donde tienes que estar, en la justicia,
la fe, el amor, la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. Ahora,
y los que no son de corazón limpio, ¿qué hay que hacer con ellos? Bueno, ahí
viene el capítulo 3. “1También debes saber esto: que en los
postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2Porque habrá hombres...”
así, así, así; y llega al versículo 5: “Que tendrán apariencia de piedad,
pero negarán la eficacia de ella; (¿qué hacer con éstos?) a éstos evita”.
Lo que hizo Abraham con Isaac, está haciendo Pablo con Timoteo. Evita mezclarte
con personas que estén con corazones impuros, que estén haciendo mercadería del
Evangelio, que estén haciendo mercadería de la verdad; Dios los ha de juzgar,
no te mezcles ahí, guarda distancia; con los que de corazón limpio de verdad
invocan a Dios, con esos anda, sigue la verdad, sigue la fe, sigue la justicia,
con los que de corazón limpio invocan. Apártate, mantén distancia de aquellos
que hacen mercadería de la verdad. Pablo aquí está dándole una formación clara
que Pablo mismo había aprendido en su camino, ¿verdad? Entonces, ahí nos damos
cuenta la formación del discipulado que está haciendo Pablo. Testimonio del maestro Ahora miremos lo relativo a los pozos. Vamos a volver a Timoteo,
pero vamos primero a 2 Corintios 3. Aquí Pablo nos muestra cómo es este asunto
del discipulado: “1¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a
nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación
para vosotros, o de recomendación de vosotros?” Claro, Pablo era el que
había evangelizado a los Corintios y a los de Acaya; después, bueno, pasó por
allí nuestro hermano Apolos y le dieron cartas para que fuera y lo recibieran;
pero él no era conocido, y por eso los que lo conocían tenían que escribir
cartas recomendándolo; pero Pablo está diciendo: pero ustedes saben que
nosotros mismos no necesitamos, para llegar a ustedes, que otros nos
recomienden; ustedes nos conocen, ustedes llegaron a ser lo que son ahora, por
lo que nosotros fuimos entre ustedes, por eso nosotros no necesitamos que otros
nos recomienden con ustedes; nuestras credenciales no son las cartas que
escriben otros a favor de nosotros; nuestras credenciales son ustedes. Lo que
Dios ha estado haciendo con ustedes desde que nos conocemos, esas son nuestras
credenciales. Entonces dice Pablo: “2Nuestras cartas sois
vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los
hombres”. Aquí ya se pasa del nivel de cartas escritas de papel, a nivel de
discípulo. Lo mismo hace Juan. Pasemos a Segunda y Tercera de Juan. Esas
dos cortas cartitas las termina el apóstol de manera muy similar. En 2 Juan 12,
dice Juan así: “Tengo muchas cosas que escribiros”. Juan tenía mucho que
escribir, ¿por qué? porque las cosas hay que dejarlas claras; hay que hablar. Dice
el Señor a Ezequiel: al menos sabrán que hubo profeta en Israel. Hay que dejar
las cosas escritas, pero Juan confía más en escribir en sus discípulos; por eso
dice: tenía mucho que escribiros, “pero no he querido hacerlo por medio de
papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que vuestro
gozo sea cumplido”. Eso es pasar de Moserot
a Bene-jaacán. No quiero sólo dejar escritos; lo que quiero es hablar
bien claro con ustedes; va a ser más útil que hablemos cara a cara, bien
francamente; eso va a producir un efecto mayor que si yo te dejo una carta. Claro,
gracias a Dios por estas cartas. Qué hubiera sido de nosotros sin estas cartas;
pero el Señor no quiere sólo bibliotecas; Él no quiere bibliotecas en el cielo,
Él quiere hijos, Él quiere discípulos suyos en el cielo. En Ahora volvemos a 2 Corintios 3:2: “Nuestras cartas sois
vosotros”. ¿Ven? Por eso no voy a escribir en papel; aunque dice: ahora voy
a escribir en ti con el Espíritu; o sea, mira, lo que para mí es importante no
es el papel. Es como si Juan dijera: No
es que tú tengas una carta mía, la enmarques y digas: ¡Ay! nos acordamos de tal
cual, y aquí está escrito, no; lo que me importa es que tú andes en el mismo
Espíritu en que yo he andado, que tengas la misma rectitud que yo he tenido,
que tengas el mismo propósito, la misma conducta; que no andes haciendo las
cosas de otra manera; eso es lo importante, que queden más personas que sean
como el Señor quiere que seamos. Por eso Jesús dijo así: “En esto es
glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos”
(Juan 15:8). También por eso dice Pablo: “Nuestras cartas sois vosotros”;
o sea, estas cartas credenciales “escritas”, ya no en papel; claro que hay
cartas en papel también, pero dice “escritas en nuestros corazones,
conocidas y leídas por todos los hombres”. Todas las personas que los vean
vivir a ustedes, como ustedes actúan en su trabajo, en sus casas, en sus cosas,
van a darse cuenta que ustedes son gente recta, son gente que ama, gente que
anda con Dios; cualquiera puede leer esa carta; vosotros sois nuestras
credenciales. Por eso dice que cuando oían a Juan, a Pedro, reconocían que
habían andado con Jesús; o sea, ellos eran las cartas de Jesús. Jesús no
escribió cartas a mano, pero ¡qué cartas escribió el Señor! Los reconocían que
habían andado con Jesús, ¿por qué? porque andaban en un camino recto. “Conocidas y leídas por todos los hombres; 3siendo
manifiesto que sois carta de Cristo (porque es que somos discípulos de
Cristo pero) expedida por nosotros”. Por eso a nosotros es que se nos
manda a hacer discípulos; o sea, hacer discípulos es expedir cartas vivas para
que los hombres lean, pero esas cartas son de Cristo; no hacemos discípulos
para nosotros; no somos nosotros el modelo; el modelo es el Señor Jesús. Hacemos
discípulos para el Señor Jesús, imitamos en lo más que podemos al Señor Jesús. Pablo
decía: Imitadme a mí, como yo imito a Cristo.
Lo importante es que haya personas que continúen en los pasos de Cristo
en la tierra; de nada nos serviría tener bibliotecas llenas si no hay personas
que caminen en los pasos de Cristo. Entonces por eso dice: “Nuestras cartas
sois vosotros”, ¿amén? y dice: “sois cartas de Cristo expedida por
nosotros, escritas no con tinta”. Por eso espero no escribirte con papel ,
con pluma y tinta; ¿entonces con qué? “con el Espíritu del Dios vivo; no en
tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”. Ahora, eso es cosa
seria, pero Pablo dice: “4Y tal confianza tenemos mediante Cristo
para con Dios; 5no que seamos
competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos,
(por eso era la confianza) sino que nuestra competencia proviene de Dios, 6el
cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra,
sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica”. Hay que
pasar de dejar letras escritas a que obre el Espíritu. Perseverancia en la fe Ahora volvamos a Segunda a Timoteo y vamos a ver de qué
manera Pablo le hablaba aquí a Timoteo. En el capítulo 3:10 Pablo le dice a
Timoteo: “Pero tú”; este pero es mire, en los últimos tiempos va
a haber gente así, así, así, así; evita a éstos y anda con los que anden de
verdad invocando de corazón limpio el nombre del Señor; anda con éstos, evita a
aquellos; no te mezcles, no dejes que las cosas se mezclen; estamos en un
combate y la luz tiene que prevalecer. Entonces ahora le va a decir cómo son
los tiempos del fin, incluso con apariencia de piedad, y hay que guardar
distancia. Y a continuación le dice: “10Pero tú has seguido mi
doctrina”. Ese es el primer nivel, mi doctrina; ahí está la enseñanza,
retén la forma de las sanas palabras; ahí está, guarda el buen depósito; espero
que tengáis memoria siempre de estas cosas; siempre estaré hablando de lo
mismo: mi doctrina. En Hechos dice: “Perseveraban en la doctrina de los
apóstoles”; pero ese es Moserot; pero ¿qué sigue después de la doctrina? “Has
seguido mi doctrina, conducta”; tú has visto cómo me he conducido; no
solamente las palabras que he dicho, la manera como he enseñado; no me interesa
que te acuerdes de mi elocuencia; me interesa que te acuerdes de mi rectitud,
en qué espíritu he andado. Eso es pasar de alumnos a discípulos; entonces dice:
“conducta, propósito”. Con qué motivos se hacen las cosas; hay muchas
cosas religiosas que se hacen en el mundo religioso pero se hace por
vanagloria, se hace por rivalidad, se hace por envidia, se hace por pretexto;
no se hace con motivos puros para Cristo; pero tú me conoces, tú me conoces de
cerca. Continúa diciendo: “has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe,
longanimidad, amor, paciencia, 11persecuciones, padecimientos”. Y
ahí da el ejemplo de algunos de sus padecimientos. Ahora, miren lo que dice en el capítulo 4: “5Pero
tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple
tu ministerio. 6Porque yo (aquí se está yendo Pablo) ya estoy
para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano”. Ocurre como
Aarón, ya se va a morir, le va a dejar el sacerdocio a Eleazar, ¿verdad? Ahora
se va a ir Pablo y está dejando a Timoteo; o sea, Moserot. Salieron de Moserot
y acamparon en Bene-jaacán. “Yo ya estoy para ser sacrificado. Pero tú sé
sobrio en todo, soporta las aflicciones, (otra vez) haz obra de
evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo”, ya termino aquí y ahora te
toca continuar a ti. Pablo hubiera podido decir: Bueno, me voy yo y no importa;
¿cómo qué no importa? Porque Pablo no pensaba en él; Pablo pensaba en los demás
y sobre todo en el Señor. Yo ya me voy, entonces tú, Timoteo, tú sé sobrio,
soporta. Noten que ya Pablo pasa del nivel de sólo enseñanza didáctica, que
podíamos decir información, a la formación; pero no puede él formar si él mismo
no es ejemplo. Uno puede informar aun siendo un ateo; un ateo se puede aprender
una clase de teología y puede ser contratado por una universidad y dar un curso
de hebreo o puede dar hasta un curso de teología dogmática; pero ¿él quién es? Él
no puede hacer discípulos para el Señor; él puede dictar una clase y esa clase
puede ser ortodoxa, ¿pero será que esa persona va a llevar gente perdida a la
salvación en Cristo y salvos inmaduros a salvos maduros, y salvos sueltos a
salvos conectados en el cuerpo y comprometidos con el propósito de Dios? Ese es
el objetivo; así que los precedentes que debemos dejar se deben profundizar en
una etapa más profunda. De ahí esas palabras que estamos viendo allí, ¿amén
hermanos? La verdadera inteligencia Ahora volvamos a Volvamos, pues, a Segunda a Timoteo, ahora sí capítulo 2. Habíamos
leído en el verso 2: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, eso
encarga a hombres fieles”, pero Beerot-bene-jaacán, los pozos de los hijos
de inteligencia están acá. En el verso 7 de este mismo capítulo, Pablo dice: “Considera
lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”. Noten, aquí hay tres:
El Señor, que es el que da el entendimiento; pero Pablo es el que dice, pero tú
eres el que considera. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en
todo. Ahora, ¿qué es lo que dice Pablo? Él acaba de decir algo curioso aquí. En
los versículos 3, 4 y 5 acaba de mencionar algo que estos hijos de inteligencia
debían considerar, y miren lo que deben considerar: “3Tú, pues,
sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo”. Aquí pasó de mera
teoría a sufrir penalidades; en esta Carta él dice que él sufre penalidades; él
dice en el verso 9: “en el cual (el evangelio) sufro penalidades,
hasta prisiones a modo de malhechor”. Pablo sufre penalidades aún a modo de
malhechor; él fue acusado ante los tribunales y tuvo que defenderse; y aquí
dice: todos me abandonaron, nadie estuvo conmigo cuando estuve en los
tribunales, pero el Señor me libró de la boca del león; o sea que le tocó pasar
unas penalidades difíciles; pero ahora ¿qué le está diciendo a Timoteo? Timoteo:
Tú también has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad,
amor, paciencia, persecuciones, padecimientos; todos los que quieran vivir
piadosamente en Cristo, padecerán persecución. Disposición a sufrir Vemos que lo primero que le está enseñando es la
disposición a sufrir; si no hay disposición a sufrir, no hay discipulado; hay
gente que no se le mide a la obra del Señor, por temor a sufrir, porque no
actúa como soldado; pero Pablo fue un soldado, entonces por eso podía ayudar a
otros a ser soldado. ¿Cómo alguien va a entrenar soldados si él primero no es
un soldado? ¿Cómo va a entrenar soldados una mariposita? Entonces dice: “Sufre
penalidades como buen soldado de Jesucristo. 4Ninguno que milita
(vuelve a usar la palabra milicia) se enreda en los negocios de la vida, a
fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”. Primero es soldado, y el
soldado es para pasar penalidades, es soldado; es guerra, estamos en una
guerra, es una milicia; no estamos de vacaciones, no estamos de tertulia,
estamos en guerra; entonces un soldado es alguien que está dispuesto a poner su
vida por su patria; y ahora la siguiente cosa es: “no enredarse en los
negocios de la vida”; o sea, es una persona que tiene que estar disponible
para el Señor, dispuesta a sufrir, y disponible para ser usada por Dios. Disponible.
A veces no hacemos lo que debiéramos hacer por no estar disponibles; o sea, por
estar enredados. Luego le dice el siguiente punto: “5Y también
(todo esto tiene que ver ya con
carácter) el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha
legítimamente”. Qué importante es esto de la lucha legítima; porque cuán
fácil es tomar las cosas religiosas como modus vivendi, trampeando,
medrando Creo que esta jornada es muy hermosa; es un desafío
tremendo. No se trata de hacer colegios, no se trata de matricular alumnos y
cobrar matrícula; se trata de hacer discípulos. Ese es un desafío muy grande;
es muy fácil quedarse por los bordes, pero hay que estar hacia donde realmente
Dios nos quiere llevar; no engañarnos, ni engañar. Gracias, hermanos.o |