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EL ECÓNOMO INICUO

Por Gino Iafrancesco V. - 25 de Marzo, 2012, 0:46, Categoría: General

(35) EL MAYORDOMO INFIEL O EL ECONOMO INICUO EL MISTERIO DEL REINO DE DIOS (35) EL MAYORDOMO INFIEL O EL ECÓNOMO INICUO Localidad de Teusaquillo (19 de agosto de 2005) (Gino Iafrancesco V.) Padre, en el nombre del Señor Jesús, te agradecemos la oportunidad de estar a tus pies, en el solo nombre del Señor Jesús. Señor, rogamos a Ti, que por tu Santo Espíritu, la palabra tuya que hemos de abrir, que hemos de leer, llegue a ser para nosotros luz y vida; que Tú puedas tocarnos y encaminarnos a través del Espíritu de tu Palabra, que apreciemos tu Palabra de todo corazón, que temamos y temblemos ante ella. Ayúdanos Padre, en el nombre del Señor Jesús. No estamos delante de Ti porque lo merezcamos, sino porque Tú has sido misericordioso y nos ha dado esta inmensa oportunidad. Te pedimos la intervención de gracia de tu Espíritu para que Tu puedas, Señor, tratar con nosotros, mientras consideramos en Tu presencia y con Tu ayuda, tu Palabra. Nos encomendamos a Ti, en el nombre del Señor Jesús. Amén. Hermanos, la paz del Señor Jesús sea con todos. Vamos, con la ayuda del Señor, a dar continuidad a la serie de los misterios del reino de los cielos, en las parábolas del Señor Jesucristo. Hoy estaremos tomando una parábola que se encuentra, solamente, en el evangelio según San Lucas, ni Mateo, ni Marcos, ni Juan, hacen referencia a ella, pero el Espíritu Santo la dejó para nosotros por Lucas. Está en el capítulo 16 de este evangelio. Lucas capítulo 16, aquí las Sociedades Bíblicas la tituló como la parábola del mayordomo infiel o del ecónomo inicuo. Es una parábola que Lucas asoció con otras palabras del Señor Jesús a continuación, y por alguna razón, el Espíritu Santo las colocó, inmediatamente después, de esta parábola. Entonces, vamos a incluir, además de los versos que las Sociedades Bíblicas, colocaron dentro del título de la parábola del mayordomo infiel, vamos a incluir los dos siguientes subtítulos, es decir, hasta el verso 18. Vamos a ir leyendo despacio, y después, con la ayuda del Señor, volveremos sobre nuestros pasos. Ha sido considerada por algunos exégetas, la parábola más difícil; quizá no sea tan difícil, sólo que nosotros mismos la hacemos difícil, cuando tenemos algunos preconceptos o lo vemos desde algunos presupuestos, pero si le dejamos decir lo que dice y procuramos entender, realmente, lo que sí está diciendo, y lo que no, creo que el Señor nos hablará. La dejó aquí para hablarnos. Entonces, vamos a ponerle atención al Señor, mientras leemos lo que Él dijo. Leo desde Lucas 16:1 hasta el verso 18, después del 18 viene la historia que algunos han llamado también parábola, aunque no dice el Señor que sea parábola, del rico y Lázaro, no dice que es parábola, es una historia, pero ésta sí es una parábola. “Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El dijo: Cien batos de aceite (lo que dice ahí barriles, son batos, los batos equivalente a 37 litros). Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo (esta palabra es cien coros que equivale a 370 litros). El le dijo: toma tu cuenta, y escribe ochenta. Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente, porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. Y yo os digo. Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él. Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él. Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley. Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera”. Después diremos las razones por las que pusimos juntos todos estos versos, no sólo nosotros, sino en el texto aparece todo esto junto. Vamos entonces a volver sobre nuestros pasos y vamos a ir meditando sobre las cosas que hemos leído. “Dijo también a sus discípulos”, también, quiere decir que había dicho ya unas cosas, ustedes se dan cuenta qué era lo último que había dicho, la parábola del hijo pródigo, y había un hermano del pródigo que estaba enojado, porque el pródigo había sido perdonado y recibido, y aquí el Señor da las razones de por qué había que alegrarse, por haber recibido al pródigo; y ahora le habla a los discípulos, pero, como ustedes se pueden dar cuenta, como lo dice también el versículo 14, lo oían los fariseos, “Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él”, o sea, que Jesús, en el verso 1, habla a sus discípulos; esta parábola va dirigida a sus discípulos, pero los fariseos estaban cerca y pusieron atención a lo que el Señor le decía a sus discípulos y se burlaban, entonces ahí, se dirigió a ellos, y les habló a ellos unas palabras, que son las que vienen a continuación. Entonces, por eso dice: “Dijo también”, es un contexto, no es una parábola aislada, sino una parábola contextual. “Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes”, démonos cuenta, que aquí, seguramente, este hombre rico está representando al mismo Señor, porque Él es, el que realmente es, el dueño de todo, todas las cosas son del Señor, todos los bienes son del Señor, Él es el que tiene un plan, tiene un programa y por lo tanto existe una economía, que es lo que aquí se traduce como mayordomía. La palabra es oikonomía de oikos, hogar o casa, y nomos, norma o ley, oikonomía, economía, la ley de la casa, la norma del hogar, el arreglo administrativo del reino de Dios. Hay un arreglo administrativo, hay algo que administrar, hay unos bienes y hay un objetivo para el cual invertir esos bienes, hay una manera correcta de invertir esos bienes para que cumplan el objetivo; todo eso es una economía o una administración, o una mayordomía; todos nosotros estamos representados aquí en este mayordomo, sólo que podemos ser un mayordomo fiel, o podemos ser un mayordomo infiel, el mayordomo es mayordomo en relación a bienes ajenos. Por eso dice: si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? Algunos manuscritos posteriores, cambiaron de vuestro a nuestro, pero la mayoría y los más antiguos dicen vuestro, así como Reina Valera lo tradujo es lo más correcto. Bienes, nosotros tenemos bienes que no son nuestros; el dueño de los bienes es este hombre rico, que se refiere al Señor; el Señor es el dueño del oro y de la plata, el Señor es el dueño del universo, de Él es todo como dice la Escritura, “porque de Él, y por Él, y para Él son todas las cosas”1, el Señor realmente es el dueño de todo, pero Él tiene una manera de delegar esos bienes. Cuando se delega algo, se delega con un objetivo, si no hubiera un objetivo y si no hubiera una manera correcta de administrar, pues no habría ningún orden, pero si hay unos bienes que fueron encomendados, fueron encomendados para algo, si hay una disipación de bienes es porque, realmente, hay algo que se debía hacer con esos bienes, y otra cosa no se debía hacer. Si nosotros captamos eso, nos vamos a dar cuenta, que a veces, nosotros tenemos cosas en nuestras manos, que nosotros consideramos nuestras, pero que realmente fueron una delegación de Dios a nosotros, y nosotros podemos administrar bien lo que el Señor puso en nuestras manos, o podemos disipar esos bienes, podemos emplear lo que nos fue dado, de una manera como el Señor no quiere, entonces aquí, nos damos cuenta que, todos nosotros, somos responsables. Para comentar un poquito estos primeros versos, miremos, en 1ª a los Corintios capítulo 4, una expresión del apóstol Pablo por el Espíritu Santo, que nos ayuda a entender esto de la mayordomía, o de la economía, o de la delegación, o de la comisión, dice el capítulo 4, dejamos marcado en Lucas porque volveremos allí. Dice el apóstol Pablo: “Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores (esa palabra administradores es la misma palabra ecónomo, que se tradujo allí mayordomo, aquí se tradujo administradores, la palabra es ecónomo), téngannos los hombres por servidores de Cristo, es decir, nosotros servimos es a Cristo, a la causa de Cristo y a la persona de Cristo, el Señor es el Rey, y administradores de los misterios de Dios”. Aquí en Corintios dice: “Administradores de los misterios de Dios”, o sea, se nos confían los misterios de Dios. En Pedro dice que se nos confía la gracia de Dios2 y en Tito dice que se confía el propio Dios3. Vamos a ver esos tres aspectos de la administración, volvemos a leer aquí el resto de 1ª a los Corintios, pero vamos a ver en Tito, tengamos marcado ahí en 1ª a los Corintios 4, Lucas 16 y ahora vamos a Tito capítulo 1, dice el verso 7: “Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios”. Entonces en 1ª a los Corintios 4, aparecen los apóstoles como administradores de los misterios de Dios, se les confía primeramente a los apóstoles, para que a través de los apóstoles se le confíen a la iglesia; la iglesia recibe, por medio de los apóstoles de Dios, la administración de los misterios de Dios; ahora aquí, a través de los ancianos de la iglesia, que son los obispos, dice: “Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios”; aquí aparece como administrador de Dios mismo, o sea, Dios se le confía, y lo que Dios le confía debe administrarlo, y ahora sí, en general para toda la iglesia. En 1ª de Pedro capítulo 4, versículo 10, dice: “Cada uno (aquí ya se refiere a cada hermano, a cada hijo o hija de Dios, a todo miembro del cuerpo de Cristo) según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”. Entonces, existe la administración de la gracia, la administración de Dios, la administración de los misterios de Dios. Esa palabra administración ha sido traducida “mayordomía”, aquí en Lucas 16, ha sido traducida “dispensación” en Efesios4 y en Colosenses, ha sido traducida “comisión” en 1ª a los Corintios 9. Vamos 1ª a los Corintios 9 para ver esa palabra oikonomía o economía traducida como si fuera “comisión”, 1ª a los Corintios capítulo 9 verso 17: “Por lo cual, dice Pablo, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada”, esa palabra que él tradujo aquí, “la comisión”, en el idioma griego es “la economía”, la misma palabra que aquí en Lucas se tradujo “mayordomía”, que en Efesios se tradujo “dispensación” o “administración”, aquí en 1ª a los Corintios, donde se tradujo comisión, es también economía, la economía me ha sido confiada. También, cuando Pablo le escribe a Timoteo, vamos allí, a 1ª a Timoteo capítulo 1 versos 3 y 4: “Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñasen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios “, aquí dice “edificación de Dios”. La palabra en el griego es economía, lo mismo, oikonomía, porque oikodomía es edificación, con “d”, pero oikonomía, con “n” es de economía, es administración y aquí en el griego dice oikonomía, esta palabra aquí se refiere a la economía divina, al plan de Dios, al arreglo administrativo, ¿qué quiere decir esto? que algo nos fue confiado para producir algo. Si por ejemplo se dice: - vamos a darle aquí al hermano Gino, $50.000 de una ofrenda para que se los lleve al hermano Leonardo de Barbosa que está pasando necesidad -, entonces hay algo que se me confió. Ahora, ¿qué debo hacer yo con lo que se me confió? Debo cumplir el objetivo, ¿cuál es el objetivo? Ayudar a nuestro hermano que está en necesidad; pero yo me los como en empanadas, quiere decir que le di un destino egoísta y diferente a aquello que me fue confiado. ¿Verdad? Con este preámbulo, volvamos al capítulo 16 de Lucas: “Había un hombre rico, es el Señor, que tenía un mayordomo”, que es cada uno de nosotros, un mayordomo, quiere decir un ecónomo, una persona a quien se le encomiendan unos bienes, para que los administre según el objetivo del dueño, el dueño dice: - mira, aquí te voy a dar esta finca que tiene tantos miles de hectáreas y aquí produce trigo y produce también olivas, entonces tú vas a alquilar esta finca a las personas, las personas van a trabajar esta finca y van a darte un porcentaje del producto; entonces, los que producen olivas y aceitunas van a trabajar, a ellos les corresponde tanto y tal porcentaje nos corresponde a nosotros; tú eres el encargado de esto, y los que producen trigo, ellos van a trabajar la tierra, van a producir tanto trigo, una porción de trigo es para ellos y esta otra porción es para nosotros; entonces este trigo y este aceite es lo que nos corresponde a nosotros y lo otro les corresponde a ellos, entonces tú vas a tomar cuenta de todo, tú vas a llevar las notas, las facturas, vas a saber cuanto es lo que debe éste, cuanto es lo que tiene que entregar este otro y luego todo eso tú me lo vas a presentar- . Entonces se lo confió al mayordomo, el mayordomo no es el dueño de la tierra, el mayordomo debe hacer un arreglo, según la directriz del dueño, él debe velar para que todos utilicen la tierra bien y que cuando haya producido la tierra, el porcentaje correcto venga para el dueño, el correcto, pero si el mayordomo no es correcto, no hace llegar al dueño lo que corresponde, si disipa los bienes, es un ecónomo inicuo, que aquí fue traducido mayordomo infiel o ikonomo aditio se dice en el griego, es decir, que se puede tomar lo que Dios nos dio, que son sus bienes, que nos fueron confiados para el objetivo de Dios y nosotros no usarlos para el objetivo de Dios, sino que nos los comemos en nuestras empanadas, que es una parábola, otra parábola en otra parábola, quiere decir, que lo que nos confiaron, no resultó siendo invertido en el reino de Dios, en los negocios de Dios. Entonces, ¿cuántos bienes nosotros podemos decir que son nuestros y que no son del Señor? ¿No es todo de Él, por Él, y para Él? Si nosotros tenemos la calidad de seres humanos, ¿a quién se la debemos? Si tenemos la calidad de hijos de Dios y hemos tenido la oportunidad de oír el evangelio y de conocer la palabra de Dios, incluso más allá de los rudimentos, y se nos dio la vida del Señor, la sangre del Señor, el Espíritu del Señor, oportunidades del Señor, talentos, minas que es diferente a talentos, ¿a quién se lo debemos? Hay la parábola de los talentos que es una, y la parábola de las minas que es otra; una misma mina se le confió a todos, pero uno, con su mina, produjo diez, otro, con su mina, produjo cinco, otro, con la misma mina, produjo dos y otro escondió la mina y no produjo nada, sino que se quejó, ni siquiera colaboró con otros para que los banqueros trabajaran con la mina y él pudiera presentar por lo menos intereses. Así que a veces, tenemos que, inclusive con lo que se nos ha dado, colaborar con otros, para que así seamos partícipes del evangelio, como dice el apóstol. Vamos a ver eso, de colaborar con otros, allí en Filipenses, como una manera de participar, Filipenses capítulo 1; ustedes conocen la epístola a los Filipenses, ustedes vieron como los Filipenses, a diferencia de los Corintios y otras iglesias que no colaboraron con la obra del Señor, ni con el ministerio, que es la obra del Señor en la tierra, los Filipenses sí colaboraron. Entonces Pablo les dice así en el capítulo 1 versos 3, 4 y 5, incluso hasta el 7: “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio”, miren esta expresión, vuestra comunión en el evangelio, existe la comunión del cuerpo de Cristo, la comunión de los apóstoles, la comunión del Espíritu Santo, ¿verdad? Y aquí se habla de la comunión en el evangelio; por el contexto, vamos a ver a qué se refiere la comunión en el evangelio, van a darse cuenta, que la comunión en el evangelio, quiere decir, entregar la mina a los banqueros, para que, por lo menos, cuando venga el dueño, reciba intereses, no esconder la mina; si tú no puedes trabajar tú solo con la mina, ponla en las manos de los banqueros, que los banqueros trabajen con tu mina, para que tú tengas intereses que presentar al Señor, es decir, si tú no puedes hacer solo las cosas, asóciate y colabora con otros, esa es la comunión en el evangelio. Entonces, dice aquí en el versículo 5: “por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia”, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia, es decir, Pablo estaba ejerciendo un ministerio, pero él no estaba solo, él era apoyado para que pudiera realizar ese ministerio y ellos lo apoyaron. Como decía el hermano Eliseo Apablaza a los hermanos en Chile, lo que había dicho el hermano William Carey, el padre de las misiones, - es necesario ir a cualquier rincón -, él dijo: - yo estoy dispuesto a bajar a cualquier hueco con tal que ustedes tenga la cuerda, entonces si ustedes mantienen la cuerda, yo bajo a cualquier hueco, yo voy a cualquier rincón, pero ustedes tienen que tener la cuerda -, quiere decir, que los que tenían la cuerda para que él bajara al hueco, eran los que estaban participando con él en el evangelio, ¿se dan cuenta? Eran los que estaban colaborando, no lo dejaron solo, entonces, a veces, si nosotros mismos no estamos produciendo, debemos por lo menos, entregar nuestra mina a los banqueros, para que los banqueros trabajen con nuestra mina, los banqueros sin mina no pueden trabajar, nosotros sin los banqueros, a veces, no trabajamos; por eso nos toca asociarnos con otros para que juntos estemos en la comunión del evangelio, participando de la gracia del apostolado, de la gracia del ministerio, todos colaborando, esa colaboración es la comunión del evangelio. Entonces, existe el que con su mina produce diez minas, el que con su mina produce cinco, el que produce dos, el que la da a los banqueros y el que no la da, o los talentos que es diferente a las minas; unos tienen talento por ejemplo para la música, otros tienen talento para la electrónica, para los aparatos, otros tienen talento para esto, para aquello, ¡cuántos talentos hay! ¡Cuántas facilidades hay! Yo miro, por ejemplo, a Marlene, ni siquiera tiene que mirar el teclado, va transcribiendo a toda carrera, si ella no hubiera invertido, muchos hermanos no podrían estar recibiendo el beneficio del trabajo de ella, - perdona que te ponga como un ejemplo-. Hay bienes que nos fueron confiados, oportunidades, asociaciones, tiempo, talentos, minas, inteligencia, facilidad para esto, facilidad para aquello, esos son los bienes que nos fueron confiados; a veces se nos dio dinero. Hay hermanos que no tienen carro, pero yo si tengo carro; ahora ese carro es mío o es del Señor, lo empleo sólo para mí, lo disipo o lo invierto en el reino. ¿Qué es disipar los bienes? Es usar lo que nos fue dado, para lo que no sirve a la causa, al propósito del Señor. Existe una economía, existe un dueño de todo, que es el Señor, existen unos bienes que él delega y esos bienes son de toda clase, bienes materiales, bienes intelectuales, bienes emocionales, bienes artísticos, bienes de salud, bienes económicos o a veces oportunidades, tiempo. Hay personas que se les da 80 años de vida, a otros se les da 5, otros nacen muertos y no depende de nosotros, nosotros no somos dueños de estos años, entonces, ¿en qué estamos empleando los bienes que nos fueron entregados? ¿Entienden hermanos? ¿Quién está sacando provecho? ¿Qué provecho se podría tener de lo que tenemos? ¿será que estamos procurando que lo que tenemos produzca el máximo provecho o estamos permitiendo que las cosas se pierdan? El Señor dijo una vez así, cuando multiplicó los panes y los peces, dijo que se recogiera lo que había sobrado y Él dio un principio de economía en una frase cortita, pero que todos los ecónomos debían tener en la pared de su casa o en su escritorio: “que no se pierda nada”5, ser personas efectivas con lo que tenemos, que lo que tenemos nos rinda para el reino, que el tiempo nos rinda, que las oportunidades nos rindan, que los aparatos que tenemos nos rinda, que lo que somos nos rinda, ¿por qué? porque se nos va a acabar el tiempo y ahora ¿qué hiciste con lo que te fue encomendado?, con lo que se te puso en las manos, ¿qué hiciste? Nos acordamos del caso que contaba el hermano Rick Joyner, de Ángelo, que le fue dado muy poco, pero produjo mucho, con lo poco que le fue dado, circunstancias difíciles, etc., sin embargo, produjo muchísimo, casi tenía que alimentarse con una manzana, con lo poco que ganaba arreglando jardines, compraba folletos de evangelización para estar evangelizando a todo el mundo, era una persona que se alimentaba con una manzana. Estamos dando ejemplos como para clarificar este inicio aquí, “un hombre rico que tenía un mayordomo” que es cada uno, pero que en un caso hipotético, disipador, cualquiera de nosotros puede ser disipador. Que el Señor a través de esta parábola nos ayude a no disipar nada, a que no se pierda nada, a usar todo para el mayor provecho, no sabemos el tiempo, no sabemos la oportunidad, hay cosas que había que hacerlas en estos tiempos, porque después no se harán, ya no hubo el caso, ya la oportunidad se fue, no administramos la oportunidad, no administramos el tiempo, no administramos los recursos, no ponemos a funcionar los talentos que nos fueron dados; cada cuál que tiene talentos y minas póngalas a funcionar para no ser disipadores, disipador es el que deja perder las cosas o el que las usa, egoístamente, para unos fines que no son los que corresponden. Sigue diciendo acá: “y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes.” Los bienes son del hombre rico, los bienes son de Dios, a quien este hombre rico representa. Verso 2: “Entonces le llamó y le dijo”, esto puede ser en dos sentidos, puede ser una llamada de atención aquí, que por no haber sido fieles, no se nos puede confiar más o puede ser el Tribunal de Cristo, pero lógico que en el tribunal de Cristo ya no vamos a poder hacer las componendas que hizo éste, entonces puede ser en esta vida; a veces nuestra vida hubiera podido ser distinta si hubiéramos aprovechado una oportunidad, si hubiéramos hecho una elección apropiada en un momento, no hubiéramos perdido tanto tiempo ni tantos años, ni invertido en saco roto, cosas que se invirtieron para nada, entonces hay una llamada al mayordomo: “¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía,” yo pienso que cada noche que nos acostamos el Espíritu Santo en la conciencia nos dice: hoy, ¿qué hiciste hoy? Perdiste este día, ¿qué hiciste hoy para mi, en qué avanzó mi reino contigo en este día? Cada día hay que dar cuenta y un día daremos cuenta en el tribunal de Cristo, pero lógico que ya tenemos conciencia para empezar a dar cuenta, para pedir perdón, porque la novia tiene que ser sin mancha y sin arruga. ¿Qué es la arruga? La arruga viene con el tiempo, cuando a uno se le pasa el tiempo, se arruga, los viejitos nos vamos arrugando, entonces eso es lo que representan las arrugas, pero dice que la novia no tiene arruga, o sea que el tiempo perdido tiene que ser restaurado, no tenemos que perder el tiempo, si no usar las cosas en lo productivo para el Señor, según la capacidad que nos fue dada, según lo que fue puesto en nuestras manos, para que nos presentemos sin mancha por la sangre y sin arruga por la sangre, hay que arrepentirnos de las arrugas, que es el tiempo que dejamos pasar sin producir nada para el Señor, arrepentirnos para que nos cubra Su sangre y enmendarnos, y ocupar bien todo lo que tenemos. No vamos a responder por lo que El no nos dio, pero si Él nos dio uñas para arañar, vamos a trabajar con las uñas, arañando, pero vamos a hacer lo que sea para el reino, con las uñas que nos dio y si nos dio más que uñas, mucho más, ¿amén? Entonces dice: “Da cuenta de tu mayordomía”, o de tu economía, o sea tu manera de emplear lo que Yo puse en tus manos, da cuenta, “porque ya no podrás más ser mayordomo”, o sea que si, en esta vida, no somos fieles, en el milenio no se nos puede confiar y aún dentro de esta vida hay cosas que no se nos pueden confiar porque no sabemos administrarlas, no sabemos hacer las cosas bien; a veces el Señor nos tiene que poner en cuarentena y no nos abre puertas porque vamos es a contaminar, a dañar, a perjudicar, pero Filadelfia fue fiel, entonces por cuanto guardaste mi nombre y la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré y he puesto una puerta abierta delante de ti6, o sea, el Señor nos puede abrir puertas si somos fieles, pero si no somos fieles no nos puede confiar cosas y quedamos en cuarentena hasta aprender a ser fieles. “Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás mas ser mayordomo”. Ustedes recuerdan el caso de Sebna y de Eliaquim7; en el libro de Isaías se habla de Sebna, que era mayordomo de los tesoros de la casa de Dios, pero dice que él era como un clavo flojo, en un clavo flojo tú no puedes colgar la cartera, porque vas a colgar algo, en ese clavo, y se te cae todo; entonces dice el Señor que va a quitar a Sebna y va a poner en su lugar a Eliaquim, que Él si podía colgar la gloria de la casa en ese clavo. Entonces, cuantas cosas se nos confiaron y nosotros somos como un clavo flojo que no las retenemos, no las sabemos manejar, entonces no se puede confiar nada porque el clavo está flojo, entonces ¿quién va a poner el pie en un clavo flojo para subir una pared? ¿quién va a colgar algo en un clavo flojo? Y así una persona que no es responsable, es como un clavo flojo, no es un mayordomo fiel, sino inicuo, irresponsable. Entonces, el Señor le dijo que tenía que dar cuenta de su mayordomía, él tenía que ir, agarrar todos los papeles y llevarlos en un día equis y traer todo en orden. Entonces, él se dio cuenta que no iba a poder responder, -ya me van a echar-, cavar, pues claro, ahí podía trabajar haciendo pozos de agua, pero eso es para los jóvenes, -ya cavar no puedo y mendigar me da vergüenza, ¿qué voy a hacer?- Aquí el Señor no alaba la irresponsabilidad del mayordomo infiel, ¿saben qué fue lo que si alabó? Alabó la diligencia para el futuro. Alabó el Señor al mayordomo, no dice que lo criticó, pero sí dijo que es infiel, que es inicuo, o sea, el haber disipado los bienes está mal y eso, Él, no lo alaba, pero ¿qué es lo que el Señor alaba del mayordomo? Que él se preparó su futuro. - Mi amo me echa, entonces ¿dónde voy a trabajar? ¿Dónde me voy a hospedar, mientras consigo un trabajo? tengo que hacerme amigos con las ganancias injustas-, o sea, que injustamente él usó lo injusto para asegurarse algo. El Señor no nos dice que hagamos cosas injustas, lo que El quiere es, que si el mayordomo malo, con sus ganancias injustas se preparó su futuro, nosotros también vamos a dar cuenta en el tribunal de Cristo, así que nosotros también tenemos que preparar nuestro futuro. ¿Ustedes recuerdan que hay una cuenta en el banco del cielo? ¿Ustedes recuerdan ese pasaje en Filipenses? ¿recuerdan? Lo voy a leer para los que no lo están recordando, vamos a Filipenses capítulo 4, dice el versículo 17, ustedes conocen más el contexto, que es esa colaboración en el servicio a Dios, esa comunión en el evangelio, dice así: “No es que busque dádivas,” esa no era la intención de Pablo cuando estaba diciéndoles que ellos habían hecho bien al cuidarlo y apoyarlo, él dice: “No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta”, cuando dice: vuestra cuenta, quiere decir que cada uno de nosotros tiene una cuenta, una cuenta de ahorros en el cielo. Existe lo que se llama “el libro de las obras”; entonces Jesús dijo que nuestros tesoros aquí en la tierra, se los come la polilla, el orín los corrompe, el ladrón se los roba, que hagamos tesoros y bolsas en los cielos, donde no entra el ladrón, donde no corrompe el orín, donde la polilla no destruye8, quiere decir que hay una cuenta que puede ser de tesoros que vamos encontrando, es decir, nosotros nos vamos a encontrar con una cuenta, ojalá que no sea de saldo rojo, de solo deudas y sólo pecado, ¡no!, que sea una cuenta que aumente nuestro galardón, que cuando nos encontremos allá, haya una buena cuenta a nuestro favor, esa es la cuenta en la que nosotros tenemos que invertir, en lo que vamos a encontrar en el Tribunal de Cristo, que va a representar galardón. Volvamos a Lucas capítulo 16 versículo 4, que dice: “Ya sé lo que haré”, bueno, algo se le ocurrió, - mendigar me da vergüenza, cavar no puedo-, “Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas”, eso era aquí en la tierra, en la tierra lo van a recibir, ya después el Señor pasa de las cosas de la tierra a las moradas eternas, a ser recibido en las moradas eternas. ¡Qué lindo que cuando una persona muere, lleguen miles de hermanos a recibirlo alegres!, hermano, ¡gracias a Dios de que usted fue a evangelizar y usted fue a consolarnos, fue a aconsejarnos, fue a enseñarnos y ustedes ayudaron para que fueran otros! entonces vas a tener quien te reciba, ¿ves? Pero llegar allá con saldo rojo, eso no conviene. Esto fue lo que el Señor alabó, la astucia de él, la sagacidad, porque él dijo: -tengo que prepararme un nido para el futuro, porque esto aquí ya se me acabó-; nosotros también sabemos que este mundo se acaba y que tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo y allá es donde tenemos que encontrar quien nos reciba, ¿verdad? Aquí éste preparó lo suyo acá, pero fue sagaz, no fue tonto, él hizo algo, aunque lo que hizo fue malo y el Señor no aprueba lo malo, aprueba su preparación para cuando las cosas están difíciles, cuando ya no pueda trabajar, más ¿dónde va a dormir mientras consigue otro trabajo y otra casa? ¿Quién lo va a recibir? Entonces él empezó, con las ganancias injustas a ganar amigos, sólo que él ganó los amigos aquí en la tierra, pero el Señor nos dice que ganemos amigos en las moradas eternas, porque aquí le habla a los discípulos, no a los que se van al infierno, a los discípulos, ¿ven? Entonces les dice aquí, aunque los discípulos si son malos pueden pasar por el fuego por un rato, pero dice aquí en el verso 5: “Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El dijo: cien batos de aceite”, o sea 3700 litros de óleo, es bastante, “Y le dijo: toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta”. Como quien dice: éste es el pagaré, ¿verdad? Entonces mire, vamos a cambiarlo por un pagaré que sea solo de cincuenta y no de cien y así se hizo amigo de éste y del otro, y el otro no sabía si éste era injusto o no, seguramente que como el aceite con el tiempo se puede dañar, quien sabe, lo cierto es que él lo aceptó, -¡ah! ¡este mayordomo que amable es! me está rebajando los intereses y todo-, ¿verdad? - A lo mejor, él intercedió ante el dueño por mí - y ahora claro, se hacen amigos, el mayordomo está haciendo sus cosas, está haciendo de las suyas ahí. Luego viene el otro. “Después dijo al otro:” claro que aquí solo mencionó dos, pero los bienes eran muchos, ahí tomó el ejemplo de dos, pero seguro que hizo lo mismo con los otros. “Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. El le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta”. A uno de cien le rebajó a cincuenta, al del aceite, porque tenía más margen de variación, el trigo es un poco más estable, por tener menos margen de variación, le rebajó de cien a ochenta. Fíjense que nosotros a veces somos astutos así y el Señor lo va a decir más adelanta a los fariseos, nosotros a veces queremos rebajar al otro su pecado, como quien dice: - Sí, la ley dice que bueno, sólo por causa de una palabra que algunos traducen fornicación, se puede dar el divorcio, pero el rabino Hilel dice que si se le quemó la comida, la puede divorciar y el rabino Aquiba dice que si encuentra una más bonita puede dejar la otra y quedarse con la más bonita, o sea, estaban rebajando la deuda, pero el Señor no rebajó la deuda. Después al final, Él alabó la sagacidad de prepararse para el futuro, pero inmediatamente les explicó la fidelidad, y que la ley no puede rebajarse. Por eso estas palabras no son aisladas, están en este contexto para que no se interprete mal, porque primero el Señor dijo la parábola pero algunos la pueden interpretar mal, entonces a continuación le añadió estas palabras para que no le interpreten por otro lado, vamos a llegar a eso, aquí, en unos pocos versos. Dice el verso 8: “Y alabó el amo al mayordomo malo”, no por ser malo, ¡no!, lo que él hizo mal, está mal, no por ser malo, no lo alabó por ser un tramposo, por ser un disipador, ¡no!, lo alabó por esto, por haber hecho sagazmente y ¿en qué consistió su sagacidad? En emplear las riquezas de injusticia, para asegurarse su futuro, eso fue lo que el hombre rico alabó, el Señor alabó, ¿qué alabó? El emplear las riquezas injustas para asegurar su futuro, eso es lo que el Señor alabó, no que hizo mal, eso no lo alabó y le llama “malo”, dice: “y alabó el amo al mayordomo malo...” Ahora, aquí en la Biblia a las riquezas se les llama “mamón”, al dinero, se le llama “mamón”, la palabra en el griego, realmente es “mamón”, no es riquezas, es “mamón”; mas a mamón o al dinero se le llama “riquezas injustas”. En la Biblia, hay una noción del dinero que es revelada por Dios, y en la Biblia sí había dinero de parte de Dios y había también el dinero del César, y había el siclo del santuario; el siclo del santuario era una moneda revelada por Dios, con su equivalente en trabajo, con su equivalente en cosechas, con su equivalente en tiempo y era una moneda que Dios revelaba, que no subía ni bajaba; pero cuando Adán vendió la economía a Satanás y Satanás dijo: “los reinos de este mundo me han sido entregados9“, eso quiere decir, que el sistema mundano del asunto de la moneda, del asunto del dinero, del asunto de los bienes, del asunto de la tierra, ya está corrompido por Satanás, por lo tanto, lo que en este mundo se consigue, es según un sistema vendido a Satanás y por lo tanto el Señor lo llama mamón ariquía, o sea riquezas injustas, y sin embargo, viviendo nosotros en este mundo, tenemos que emplear lo que nos fue dado, en la condición de este mundo, y usarlo para trasladarlo al reino, y sacarlo de este mundo y rendirlo y ponerlo al servicio del reino. Cuando las cosas de este mundo, son rendidas al Señor, y son gobernadas por el Espíritu, son saqueadas del saqueador, son recuperadas del saqueador que es el diablo y son puestas al servicio del Señor y su reino; entonces ahí dejan de ser injustas porque se le devuelven al dueño legítimo, que es el Señor, quien gobierna por el Espíritu y la Palabra. Cuando lo que nos ha sido dado, es entregado al Señor, dándole a Dios lo que es de Dios, entonces Dios dirige por su Espíritu y su Palabra y ahí las cosas fueron sacadas del saqueador, puestas en el reino, pero mientras no hagamos eso, mientras no entreguemos todo al Señor, para que sea gobernado por el Espíritu y la Palabra, entonces está todavía en el sistema de mamón, en el sistema injusto. Entonces hay que tomar lo que es injusto y someterlo a los pies del Señor, para que pasen a ser del reino y para que nos sirva para ser recibidos en las moradas eternas, para que haya quien los agradezca, de aquellos que vamos a encontrar en ultratumba; necesitamos encontrar agradecimiento en ultratumba por lo que hicimos en la tierra, ¿ven? entonces lo que hicimos en la tierra tiene que ser sacado del reino del mundo y sometido al reino del Señor. Por eso dice aquí en el verso 8: “Y alabó el amo al mayordomo malo”, dijo malo, aquí dijo malo, hasta aquí no había dicho malo, pero como lo alabó, tuvo que decir malo, la alabanza no es porque sea bueno, es malo, no es que hizo algo bueno, su preocupación por su futuro es lo que es bueno. Entonces a continuación dice así y aquí está la explicación por qué lo alabó, en qué sentido lo alabó: “Porque los hijos de este siglo, (los de este mundo, la gente mundana), son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz”. Los hijos de Dios no son sagaces, somos ingenuos, en cambio los hijos de este mundo son muy sagaces, ellos hacen cosas, pero ellos hacen cosas para su provecho, sólo que el provecho de ellos es temporal, los hijos de luz tenemos que hacer cosas, ser astutos también, como la serpiente y sencillos como paloma10, pero emplear esa sagacidad y esa astucia en verdaderos bienes, ser sabios en aumentar nuestra cuenta celestial, eso es lo que el Señor alaba, aunque el otro se preocupó por sus bienes terrenales, Él le está hablando a los discípulos, les está enseñando que deben aprender a ser diligentes, -miren el otro, como trabaja para su futuro-, pero su futuro es terrenal. Nosotros somos los discípulos, nuestro futuro es eterno, entonces seamos sagaces, astutos, en el sentido limpio, aunque el Señor le dice a sus discípulos, que seamos astutos, no como el diablo que es la serpiente, pero nos pide que seamos astutos como la serpiente, quiere decir que tenemos que usar de sagacidad, saber emplear las cosas para encontrarlas en el reino, para la gloria del Señor y para nuestros amigos, para ser recibidos en la moradas eternas. Verso 9: “Y yo os digo: (ahora lo dice el Señor), Ganad amigos por medio de las riquezas injustas”, es decir, que todo lo que es de este mundo debe ser empleado, sometido al reino de Dios, para que el reino de Dios se extienda, mucha gente se salve, mucha gente sea edificada, encontremos muchas personas agradecidas, muchos amigos, “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas”, invirtamos todo lo que tenemos en esta tierra para encontrar amigos, personas que nos agradecerán haberlos evangelizado, haberlos visitado, haberlos ayudado, ¿amén? Y el Señor también lo hará, ¿amén? “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas”, es decir, todo lo que es de este mundo, todo lo que pertenece a ese sistema, trasladarlo al servicio del reino, a través del altar, es por medio del altar que podemos liberar las cosas que nos fueron dadas, de las garras de Satanás y entregarlas en las manos del Señor para que puedan producir amigos en las moradas eternas. Dice: “para que cuando éstas falten”, ¿por qué? porque ciertamente, nada llevaremos de esta tierra, desnudos como vinimos del vientre de nuestra madre, así desnudos nos iremos, porque ni siquiera el féretro nos lo llevamos, ese se queda aquí ¿verdad? Entonces dice acá: “para que cuando éstas falten”, porque esto va a faltar, mientras tengamos tiempo aprovechémoslo porque después nos puede faltar “os reciban en las moradas eternas”. Recuerdo un hermano en Cristo, Pedro Escobar, que es actualmente el Director de las Sociedades Bíblicas del Paraguay, era un pastor de las Asambleas de Dios y éramos muy amigos y él me decía que a veces tenía tiempo y no lo empleaba bien para estudiar, para leer la Palabra y después le tocó hasta la coronilla de trabajo que no tenía tiempo más para estudiar y ahí se entristeció, que cuando tuvo tiempo que no estaba con tanto trabajo, no lo había empleado bien y ahora no podía, entonces hermanos, emplearlo bien, para que “cuando estas falten, os reciban en las moradas eternas”. Ahora, a continuación, para equilibrar una mala interpretación de esta parábola, para que los fariseos no fueran a decir: ¡Ah bueno!, si el mayordomo injusto le rebajó a los otros, entonces el rabino Aquiba está correcto porque él dijo que si le gustó más otra, que deje a ésta y agarre la otra, o si se le quemó el arroz que la divorcie de una vez, ¿ven? O digamos si tu padre está en necesidad, pero tú dices que es Corbán, que está dedicado a Dios, no tiene que ayudar a sus padres, así invalidan la palabra de Dios por medio de las tradiciones de los hombres11. Entonces, como esta parábola podía dar lugar a una interpretación falsa, si se interpreta con un corazón malo, el Señor le añadió esta colita que va hasta el verso 18, esa es la razón de los versículos que vienen a continuación, para equilibrar una interpretación equivocada, de los que la querían tomar barato. Como el mayordomo injusto le rebajaba a otros la deuda, entonces, - usted tranquilo, si usted fornicó, robó o mató, eso no es nada, tranquilo, tranquilo, tranquilo no, tiene que restituir, el muerto no lo puede resucitar, pero haga lo posible para que usted no se muera, arrepiéntase y arregle lo que pueda-, por eso el Señor dice a continuación: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel”; y cuando dice: “muy poco”, quiere decir en lo pequeñísimo; si dijera “poco”, es poco, pero si dice “muy poco”, quiere decir que es poquísimo, o sea que la fidelidad se nota en las cosas pequeñas. Si tú no sabes administrar lo que es pequeño, si ahí no estás administrando bien, tampoco vas a administrar bien lo que es grande. Por ejemplo, este dinero es para esto, pero voy a usarlo aquí en esta cosita, después yo lo repongo, después ya no lo puedes recuperar, ¡ah! se puso a usar lo que era para una cosa en otra, un dinero ajeno lo usó haciendo esos cambalaches, saco de aquí y pongo allá, y después todo le salió mal porque lo usó ilegítimamente. “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”, quiere decir que no hay que mirar lo grande, hay que mirar lo pequeño, hay que ver si el clavo está flojo. “Pues si en las riquezas injustas” o sea, en las de este mundo, esas son las injustas, las que están bajo el imperio de Satanás, que está ordenando el sistema del mundo de una manera injusta. Muchos no hicieron nada y nacieron con cuchara de plata y otros no pecaron en nada y nacieron en un arrabal, sin poder comer bien, sin poder estudiar, nacieron en barrio de invasión, le llaman invasión, pero realmente el que se agarra todo es el que está invadiendo, los pobres que están en un rincón no están invadiendo, los barrios de invasión son los de los terratenientes, este sistema es injusto. Entonces dice aquí: “si en las riquezas injustas”, en lo que tenemos en este mundo, “no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?”, lo verdadero es en el reino, en el milenio, eso es lo verdadero, pero ¿cómo se nos va a confiar lo verdadero, si mientras estamos en el mundo, con lo que tenemos en esta tierra, no somos fieles? ¿No lo sometemos y lo trasladamos al reino de Dios? Verso 12: “¿Y si en lo ajeno no fuisteis fieles,” esto que nosotros decimos,- es mío., el Señor dice, - no, no es tuyo, es mío- , o sea que es ajeno, para nosotros es ajeno. Hermanos, debemos recordar que todo lo que tenemos es ajeno, a veces nosotros vamos a trabajar y el tiempo no lo empleamos bien y le robamos al patrón, robamos las hojas, las grapas, etc. pensamos que eso no es nada, pero el que en lo poco no es fiel, tampoco lo es en lo mucho, ¿ven? Entonces dice: “Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?”, ¿qué será lo que es vuestro? Lo que el Señor nos dará como galardón definitivo, eso, lo definitivo es lo nuestro, mientras tanto esto es sólo prestado, es solo para probarnos, ahora estamos en prueba. Es como los diáconos, antes de confiarle la diaconía, son sometidos a prueba, es decir como una especie de subdiaconía, ya está ejerciendo como diácono sin serlo, es un subdiácono, y si ejerce bien la prueba de la subdiaconía entonces ahora sí se le encomienda la diaconía. Bueno, esta pasada por la tierra es como una subdiaconía para el milenio. Para que en el milenio seamos los diáconos verdaderos, tenemos que, en esta tierra, en este mundo de riquezas injustas, ser probados y hallados fieles, para que en milenio, en la tierra nueva y en la Nueva Jerusalén, se nos confíe, ahora sí, lo nuestro; lo que Él nos dio, nadie nos lo quitará, lo de acá cualquiera nos lo quita, cualquiera da la vuelta a la arepa y de ricos pasamos a pobres y de pobres nos ganamos la lotería, aquí todo es inseguro, aquí nada es confiable, aquí todo está a merced de cualquier sorpresa, lo verdadero es lo que Él nos dará, pero si en lo ajeno no somos fieles, ¿quién nos confiará lo que es verdadero? Verso 13: “Ningún siervo puede servir a dos señores”, es decir, si estamos disipando los bienes, no estamos sirviendo al Señor, estamos sirviendo a “mamón” o a nuestro vientre, ¿verdad? Entonces dice: “Ningún siervo”, aquí ninguno puede decir: - yo sí, yo si puedo-, ¡no!, ¡ninguno!, “ningún siervo puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro,” no se puede tener un pie en la derecha y otro en la izquierda, en lo que está, tiene que dedicarse, en lo que es, si no, no se puede, entonces ¿qué dice ahí? “o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a mamón”. Lo que había dicho en el Sermón del Monte, lo volvió a repetir. Cuando lo dijo en el Sermón del Monte, lo registró Mateo; cuando lo volvió a decir porque valía la pena repetirlo en este otro contexto, lo registró Lucas. Verso 14: “Y oían también todas estas cosas”, dice: “también”, porque había sido dirigido a los discípulos, pero ahí cerca estaban los fariseos, “los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él”. La palabra “burlar” aquí es una traducción que realmente en el original, se refería a mover la nariz, torcían la nariz, hacían esos gestos, como ¿qué es lo que éste está diciendo? Esa es la palabra aquí que dice en griego, ese burlarse, era hacer gestos con la nariz. Verso 15: “Entonces les dijo:”, ahora sí, se dirige a ellos, ellos son los que se justifican, ahora ellos lo van a tomar por otro lado, ¡ah! ahora si, cuando le habló a ellos, se los dijo clarito: “Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación”, ahí les habla del reino, Él continúa hablando. Esto no es que de pronto a Lucas se le ocurrió una cosa y después se le ocurrió otra, no, todo eso está relacionado, todo eso viene en la continuidad. Verso 16: “La ley y los profetas eran hasta Juan;” es decir, ustedes estaban bajo la ley y van a interpretar la ley al estilo de los rabinos, bien laxos, ¿verdad? ¡no! “desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.” Esa frase tiene que ver con toda la parábola que ha dicho, esforzarse por entrar en el reino, es hacer amigos con las ganancias injustas, es decir, sacarlas de este siglo, devolvérselas al reino y que le produzcan al reino, eso es el reino, o sea que el Espíritu continúa diciendo estas cosas. Verso 17: “Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la ley”. Y luego toma, de toda la ley, un puntico, precisamente el que ellos más rebajaban, que lo cambiaban, que le perdonaban a los otros las cosas, entonces ahí toma la ley en este punto, como ejemplo, no es que Lucas estaba hablando cosas desconexas, ¡no!, es el Señor dando conexión y equilibrio a todo lo que dijo, hablando ahora a los fariseos, que habían torcido la nariz cuando oyeron la parábola. Verso 18: “Todo el que repudia a su mujer” y aquí Lucas no se acordó de la excepción, porque siempre uno va a buscar es la excepción, aquí era lo más perfecto. Mateo se acordó de la excepción, la excepción existe, pero la excepción hay que tenerla en cuenta en el momento oportuno, y de una manera santa, pero alguno quiere usar la excepción de una manera laxa y aquí ni se acordó de la excepción, aquí fue a la voluntad perfecta: “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera” y ahí les dio el mejor ejemplo de ser fiel a la ley y no justificarse a sí mismo, sino ser fiel en lo mucho y en lo poco, para ser dignos de que se nos confíe lo que es nuestro y lo que es grande. Espero que esta parábola nos haya hablado, a mis hermanos, y claro, primeramente a mí. Vamos a orar. Señor: te agradecemos porque Tú nos desafías a ser buenos administradores; en primer lugar, te pedimos perdón Señor por todo lo que hemos malgastado, por el tiempo perdido, por las cosas invertidas neciamente y aún pecaminosamente. Padre, perdónanos, nosotros, como decía el título de la novela de Marcel Prusen, “Busca el tiempo perdido”, nosotros queremos ir en busca del tiempo perdido, que Tú nos limpies toda arruga, todo lo que hemos desperdiciado, ayúdanos a ser personas que saben aprovechar al máximo, incluso cada cebollita, ayúdanos, ayúdanos a administrar bien. Como dice Tu Palabra: “En el barbecho del pobre hay mucho pan, pero se pierde por falta de juicio”12. Señor: ayúdanos a ser personas diligentes, ayúdanos a ser personas fieles, personas que empleamos todo para la gloria de Tu Nombre, para que Tú tengas muchos hijos edificados, que sean nuestros amigos, que se alegren con nosotros en las moradas eternas. Ayúdanos Padre, en el Nombre del Señor Jesús. Límpianos, perdónanos y Señor, Tú Espíritu de diligencia, de fidelidad, sea con nosotros, en el Nombre del Señor Jesús. Amén. Transcripción: Hermana Marlene Alzamora Revisión: Piedad Gutiérrez D. del comité de revisión para revisión final del autor 1 Col 1:16 2 1P 4:10 3 Tit 1:7 4 Ef 1:10 5 Jn 6:12 6 Ap :3:8,10 7 Is 22:15-25 8 Mt 6: 19,20 9 Mt 4:6 10 Mt 10:16 11 Mr 7:11-13 12 Pr 13:23

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